Reiki Hands Positions for Treating Others
Dios Es.
"El Padre nunca te ha juzgado, ni en éste ni en ningún otro momento que hayas vivido. Él ha sido tù y la plataforma de vida sobre la cual has expresado tu propio Yo, divino y con un proposito. Èl te ha dado la singularidad de tu propio ego y la voluntad libre para convertirte en cualquier cosa que desees, para percibir la fuerza que èl es, de cualquier manera que escojas percibirla."
Bienaventuranzas de la solidaridad
Felices los que siguen al Señor
por la senda del buen Samaritano.
Los que se atreven a andar tras sus pasos.
A superar las dificultades del camino.
A vencer los cansancios de la marcha.
Los que al andar van trazando
sendas nuevas
para que otros sigan,
entusiasmados,
y continúen la obra del Señor.
Los que, atentos y presurosos,
cambian su ruta
para salir al encuentro del Señor vivo
en el que sufre,
tan presente en estos tiempos,
tan cercano para algunos,
para otros tan lejano.
Felices los que dan la vida por los demás.
Los que trabajan duro
por la justicia anhelada.
Los que construyen el Reino
desde lugares remotos.
Los que, anónimos y sin primeras planas,
entregan su vida para que otros
vivan más y mejor.
Los que con su diario sacrificio
abren huellas de humanidad nueva
en un mundo mellado
por el egoísmo neoliberal
del "dios-mercado".
Felices los que caminan juntos,
en búsqueda comunitaria
del Reino de Vida Nueva
y Fraternidad Realizada.
Los que se ayudan
en las buenas y en las malas,
los que aprenden
que más pueden dos juntos que uno solo.
Felices TODOS los que piensan primero
en el hermano
y que encuentran su alegría
y el gozo
y el sentido de la vida
en trabajar por los demás
y por el Reino
y por el Señor vivo en medio nuestro.
Olvidado,
marginado,
solo y abandonado
en los rostros de jóvenes,
de indígenas, de ancianos,
de mujeres solas,
de desempleados
y de tantos otros
(como nos dicen Puebla
y los obispos latinoamericanos).
Felices TODOS
los que trabajan por los pobres.
Desde los pobres.
Junto a los pobres.
Con corazón de pobre.
Contemplando a diario
la hermana muerte temprana,
injusta, dolorosa,
en los rostros de los niños olvidados,
sin salud, ni educación, ni juegos
(infancias robadas por miles
en mi continente sufrido desde antaño).
Felices los que viven solidarios
dejando el asfalto limpio y prolijo
para caminar los senderos pedregosos,
polvorientos
que entran al mundo de los que no cuentan
en los números o estadísticas
de los ministerios de turno.
Felices los que aman al hermano concreto.
Los que no se van en palabras
sino que muestran su amor verdadero
en obras de vida, de compañía
y de entrega sincera.
Felices los que enseñan,
los que intentan que todos aprendan
sin distinciones de color, piel o dinero.
Felices los que comparten sus bienes
Dones-regalos del Buen Dios
para vivir como hermanos
y demostrarlo en la práctica.
Los que no guardan con egoísmo
sino que brindan y comparten.
FELICES , SEÑORES,
- y alzo la voz para que escuchen todos -
LOS QUE VIVEN
EL MANDAMIENTO PRIMERO
QUE ES AMOR A DIOS
EN EL HERMANO.
Y en estos días de final de siglo
por tanto egoísmo e indiferencia signados,
felices los que encuentran
que este amor, hoy,
se revela en un camino:
ser solidario,
SER SOLIDARIO.
Marcelo A. Murúa
Felices los que siguen al Señor
por la senda del buen Samaritano.
Los que se atreven a andar tras sus pasos.
A superar las dificultades del camino.
A vencer los cansancios de la marcha.
Los que al andar van trazando
sendas nuevas
para que otros sigan,
entusiasmados,
y continúen la obra del Señor.
Los que, atentos y presurosos,
cambian su ruta
para salir al encuentro del Señor vivo
en el que sufre,
tan presente en estos tiempos,
tan cercano para algunos,
para otros tan lejano.
Felices los que dan la vida por los demás.
Los que trabajan duro
por la justicia anhelada.
Los que construyen el Reino
desde lugares remotos.
Los que, anónimos y sin primeras planas,
entregan su vida para que otros
vivan más y mejor.
Los que con su diario sacrificio
abren huellas de humanidad nueva
en un mundo mellado
por el egoísmo neoliberal
del "dios-mercado".
Felices los que caminan juntos,
en búsqueda comunitaria
del Reino de Vida Nueva
y Fraternidad Realizada.
Los que se ayudan
en las buenas y en las malas,
los que aprenden
que más pueden dos juntos que uno solo.
Felices TODOS los que piensan primero
en el hermano
y que encuentran su alegría
y el gozo
y el sentido de la vida
en trabajar por los demás
y por el Reino
y por el Señor vivo en medio nuestro.
Olvidado,
marginado,
solo y abandonado
en los rostros de jóvenes,
de indígenas, de ancianos,
de mujeres solas,
de desempleados
y de tantos otros
(como nos dicen Puebla
y los obispos latinoamericanos).
Felices TODOS
los que trabajan por los pobres.
Desde los pobres.
Junto a los pobres.
Con corazón de pobre.
Contemplando a diario
la hermana muerte temprana,
injusta, dolorosa,
en los rostros de los niños olvidados,
sin salud, ni educación, ni juegos
(infancias robadas por miles
en mi continente sufrido desde antaño).
Felices los que viven solidarios
dejando el asfalto limpio y prolijo
para caminar los senderos pedregosos,
polvorientos
que entran al mundo de los que no cuentan
en los números o estadísticas
de los ministerios de turno.
Felices los que aman al hermano concreto.
Los que no se van en palabras
sino que muestran su amor verdadero
en obras de vida, de compañía
y de entrega sincera.
Felices los que enseñan,
los que intentan que todos aprendan
sin distinciones de color, piel o dinero.
Felices los que comparten sus bienes
Dones-regalos del Buen Dios
para vivir como hermanos
y demostrarlo en la práctica.
Los que no guardan con egoísmo
sino que brindan y comparten.
FELICES , SEÑORES,
- y alzo la voz para que escuchen todos -
LOS QUE VIVEN
EL MANDAMIENTO PRIMERO
QUE ES AMOR A DIOS
EN EL HERMANO.
Y en estos días de final de siglo
por tanto egoísmo e indiferencia signados,
felices los que encuentran
que este amor, hoy,
se revela en un camino:
ser solidario,
SER SOLIDARIO.
Marcelo A. Murúa
11 DEL 11 DEL 11, LA GRAN ACTIVACIÓN
El próximo 11 de noviembre se producirá un evento sin precedentes en la historia de la Tierra. Por primera vez se activarán de manera definitiva los códigos de luz del alma. Los mismos que fueron desactivados hace miles de años.
Se cumple así un requisito imprescindible para la llegada de la nueva Tierra: el ser humano, para ascender, tiene que estar completo.
Recuperaremos de este modo lo que nos pertenece por derecho propio: el recuerdo de quiénes somos y para qué hemos venido, así como las capacidades que nos son inherentes.
Pero una cosa es recuperar y otra saber utilizar.
Para las personas que están despiertas, la recuperación de esos recuerdos y capacidades puede representar una bendición. Muchos llevan años anhelándolo. Sin embargo, los que aún continúan anclados en la vieja energía pueden verse inmersos de repente en un profundo caos interior. Recuerdos a los que no encuentran sentido y percepciones que no comprenden y que, además, les asustan. Será necesario que, tras esa fecha, las personas que trabajan al servicio de la Luz aúnen sus esfuerzos para ayudarlos a integrar el proceso.
Cada uno de nosotros debe prepararse previamente para ese momento, tal como nos aconseja el Maestro Kuthumi con estas recomendaciones:
1. Buscar la paz interior. Un momento de silencio al día para escuchar la voz del corazón.
2. Recibir conscientemente la luz del sol, con la intención de absorber su poder sanador y elevador de frecuencias.
3. Mantener el rumbo en la dirección indicada por la voz del corazón. Aquello que somos se manifiesta en estos días más que nunca. Caen las vendas que nos cegaban, se derrumban barreras que nos limitaban. Por fin, muchos de nosotros nos animamos a emprender aquello que vinimos a realizar aquí, en esta dimensión.
4. Practicar el desapego de viejos patrones limitantes. Abandonar los pensamientos, costumbres y reacciones que alimentan aún la antigua energía, procurando transformarlos en luz por medio del amor.
5. Fomentar el Amor en todas nuestras relaciones, las que más amamos y las que nos conectan con el miedo. Estas últimas son las que más nos elevarán si somos capaces de bañarlas de amor y aceptación.
6. Recibir la energía de la Fuente en meditación. Su influencia en nuestros cuerpos sutiles es inmensa. Posee un gran poder transmutador que nos libera y nos conecta.
7. Sentirnos Uno. Practicar en nuestras visualizaciones la Unión con todo lo que es y con todo lo que existe.
Cuando llegue el momento recibiremos en nuestro interior una gran luz. Esa luz trae los códigos de activación que necesitamos para recordar. Son códigos de una vibración muy alta. Cuanto más elevada sea la propia vibración durante ese día más armónica resultará la entrada de la luz y su anclaje en cada uno de nosotros.
Podemos prepararnos como nos recomienda el Maestro Kuthumi pero, además, ese día debemos dedicarlo especialmente al cuidado de la propia energía, al equilibrio interior, a mantener la vibración bien alta. Actividades como meditar, pasear al sol o estar en contacto con la Naturaleza son las más recomendables. Hay que evitar especialmente todo lo que nos desconecte de nuestra esencia. Deberemos alimentarnos con moderación, procurando no ingerir alimentos de baja vibración, como la carne o los vegetales transgénicos, y realizar algún ejercicio físico que nos ayude a activar el flujo sanguíneo, ya que los códigos de luz serán transportados a través de la sangre, desde el corazón al resto de nuestro organismo.
La activación se estará produciendo durante todo el día, pero no percibiremos completamente sus efectos hasta el día siguiente, después de haber dormido un mínimo de seis horas.
A partir de la mañana del 12 de noviembre muchas personas sentirán el profundo deseo de dar un giro completo a sus vidas, otros emprenderán su camino con fuerzas renovadas y otros sentirán una gran confusión interna. Los efectos variarán en función del grado de evolución de cada uno y de las resistencias que esté oponiendo al proceso de cambio que todos estamos experimentando.
El objetivo de esta activación es acabar con las limitaciones que, desde el interior de nosotros mismos, nos están impidiendo evolucionar o despertar. No se trata de una injerencia en el libre albedrío de los seres humanos. Se trata de eliminar una limitación que nos fue impuesta hace miles de años, cuando algunos seres confusos decidieron interferir en nuestro proceso evolutivo.
Detenernos a explicar el cómo y el por qué de aquel suceso sería adentrarnos en la vieja energía de separación y lucha, de la que ya nos estamos alejando. Ya no importa cómo, cuándo, dónde, quién o para qué. Dentro de poco estará resuelto.
El 11 del 11 del 11 se producirá una gran activación, pero no será la última. Grandes acontecimientos nos esperan a la vuelta de la esquina. Recibámoslos con amor, libres de temores e inquietudes, porque llega el reino de la Luz a la Tierra, y eso se merece una gran fiesta.
El próximo 11 de noviembre se producirá un evento sin precedentes en la historia de la Tierra. Por primera vez se activarán de manera definitiva los códigos de luz del alma. Los mismos que fueron desactivados hace miles de años.
Se cumple así un requisito imprescindible para la llegada de la nueva Tierra: el ser humano, para ascender, tiene que estar completo.
Recuperaremos de este modo lo que nos pertenece por derecho propio: el recuerdo de quiénes somos y para qué hemos venido, así como las capacidades que nos son inherentes.
Pero una cosa es recuperar y otra saber utilizar.
Para las personas que están despiertas, la recuperación de esos recuerdos y capacidades puede representar una bendición. Muchos llevan años anhelándolo. Sin embargo, los que aún continúan anclados en la vieja energía pueden verse inmersos de repente en un profundo caos interior. Recuerdos a los que no encuentran sentido y percepciones que no comprenden y que, además, les asustan. Será necesario que, tras esa fecha, las personas que trabajan al servicio de la Luz aúnen sus esfuerzos para ayudarlos a integrar el proceso.
Cada uno de nosotros debe prepararse previamente para ese momento, tal como nos aconseja el Maestro Kuthumi con estas recomendaciones:
1. Buscar la paz interior. Un momento de silencio al día para escuchar la voz del corazón.
2. Recibir conscientemente la luz del sol, con la intención de absorber su poder sanador y elevador de frecuencias.
3. Mantener el rumbo en la dirección indicada por la voz del corazón. Aquello que somos se manifiesta en estos días más que nunca. Caen las vendas que nos cegaban, se derrumban barreras que nos limitaban. Por fin, muchos de nosotros nos animamos a emprender aquello que vinimos a realizar aquí, en esta dimensión.
4. Practicar el desapego de viejos patrones limitantes. Abandonar los pensamientos, costumbres y reacciones que alimentan aún la antigua energía, procurando transformarlos en luz por medio del amor.
5. Fomentar el Amor en todas nuestras relaciones, las que más amamos y las que nos conectan con el miedo. Estas últimas son las que más nos elevarán si somos capaces de bañarlas de amor y aceptación.
6. Recibir la energía de la Fuente en meditación. Su influencia en nuestros cuerpos sutiles es inmensa. Posee un gran poder transmutador que nos libera y nos conecta.
7. Sentirnos Uno. Practicar en nuestras visualizaciones la Unión con todo lo que es y con todo lo que existe.
Cuando llegue el momento recibiremos en nuestro interior una gran luz. Esa luz trae los códigos de activación que necesitamos para recordar. Son códigos de una vibración muy alta. Cuanto más elevada sea la propia vibración durante ese día más armónica resultará la entrada de la luz y su anclaje en cada uno de nosotros.
Podemos prepararnos como nos recomienda el Maestro Kuthumi pero, además, ese día debemos dedicarlo especialmente al cuidado de la propia energía, al equilibrio interior, a mantener la vibración bien alta. Actividades como meditar, pasear al sol o estar en contacto con la Naturaleza son las más recomendables. Hay que evitar especialmente todo lo que nos desconecte de nuestra esencia. Deberemos alimentarnos con moderación, procurando no ingerir alimentos de baja vibración, como la carne o los vegetales transgénicos, y realizar algún ejercicio físico que nos ayude a activar el flujo sanguíneo, ya que los códigos de luz serán transportados a través de la sangre, desde el corazón al resto de nuestro organismo.
La activación se estará produciendo durante todo el día, pero no percibiremos completamente sus efectos hasta el día siguiente, después de haber dormido un mínimo de seis horas.
A partir de la mañana del 12 de noviembre muchas personas sentirán el profundo deseo de dar un giro completo a sus vidas, otros emprenderán su camino con fuerzas renovadas y otros sentirán una gran confusión interna. Los efectos variarán en función del grado de evolución de cada uno y de las resistencias que esté oponiendo al proceso de cambio que todos estamos experimentando.
El objetivo de esta activación es acabar con las limitaciones que, desde el interior de nosotros mismos, nos están impidiendo evolucionar o despertar. No se trata de una injerencia en el libre albedrío de los seres humanos. Se trata de eliminar una limitación que nos fue impuesta hace miles de años, cuando algunos seres confusos decidieron interferir en nuestro proceso evolutivo.
Detenernos a explicar el cómo y el por qué de aquel suceso sería adentrarnos en la vieja energía de separación y lucha, de la que ya nos estamos alejando. Ya no importa cómo, cuándo, dónde, quién o para qué. Dentro de poco estará resuelto.
El 11 del 11 del 11 se producirá una gran activación, pero no será la última. Grandes acontecimientos nos esperan a la vuelta de la esquina. Recibámoslos con amor, libres de temores e inquietudes, porque llega el reino de la Luz a la Tierra, y eso se merece una gran fiesta.
¿Qué es la radiestesia?
Se trata de una percepción sutil, probablemente común a todos los seres vivos, que se relaciona con el registro intuitivo de lo favorable en cualquier situación o ambiente. Así por ejemplo, los Tuareg africanos colocan sus tiendas allí en donde los perros se echan a dormir yo los habitantes de desierto, utilizan a sus cabras para detectar la presencia de agua.
La técnica en ocasiones fue utilizada para buscar restos arqueológicos, minerales y también en investigaciones policiales o bélicas (detección d minas), pero también para negocios, inversiones y cargos políticos.
Se utilizan varas, péndulos o equipos sofisticados de medición, los cuales amplifican la percepción del individuo actuando como ayuda. Pero el trabajo esencial es del sujeto, que debería hacer un trabajo personal sobre su salud física, emocional y mental
Se trata de una percepción sutil, probablemente común a todos los seres vivos, que se relaciona con el registro intuitivo de lo favorable en cualquier situación o ambiente. Así por ejemplo, los Tuareg africanos colocan sus tiendas allí en donde los perros se echan a dormir yo los habitantes de desierto, utilizan a sus cabras para detectar la presencia de agua.
La técnica en ocasiones fue utilizada para buscar restos arqueológicos, minerales y también en investigaciones policiales o bélicas (detección d minas), pero también para negocios, inversiones y cargos políticos.
Se utilizan varas, péndulos o equipos sofisticados de medición, los cuales amplifican la percepción del individuo actuando como ayuda. Pero el trabajo esencial es del sujeto, que debería hacer un trabajo personal sobre su salud física, emocional y mental
Suscribirse a:
Entradas (Atom)